Poner límites o no ponerlos, esa es la pregunta.

Educar a una persona es mucho más que solo adoctrinar o dar una serie de reglas que se deben cumplir. Maestros y padres alrededor del mundo encuentran muy complicado lograr que su hijos y alumnos aprendan la conductas que los llevarán a ser personas educadas y exitosas en cualquier área en la que se vayan a desenvolver.

 

Los premios y castigos han sido los ganadores dentro de las estrategias elegidas para regular la conducta de niños y adolescentes. Estas estrategias han demostrado ser poco eficaces y sobre todo a largo plazo que en realidad es, el resultado que se desea obtener.

 

Cuando una persona tiene una conducta que no es correcta o una conducta que se quiere celebrar, la mejor estrategia es poner consecuencias lógicas a dichas conductas, de esta manera se entrena al cerebro para que aprenda a regularse y en consecuencia tener conductas que la mayoría consideraría como deseables.

 

En mi experiencia como educador he visto que los tutores generalmente aplican la estrategia de premio y/o castigo o como más recientemente se utiliza, la consecuencia. Es común ver que aunque se piense que se está aplicando una consecuencia,  en realidad se sigue castigando o premiando,  pero ahora usando la palabra mágica ´consecuencia´.

 

Para que una consecuencia sea eficaz, y no sea en realidad un castigo o un premio disfrazado, esta debe tener ciertas características. La primera es que deber ser lógica, es decir, debe estar relacionada con la conducta observada. Por ejemplo si a un niño, después de decirle que no debe jugar fútbol dentro de la casa, rompe un objeto por no seguir la instrucción, la consecuencia lógica podría ser que repara o remplazara el objeto dañado con sus propios medios y no que perdiera la oportunidad de ir a la fiesta de sus primos, ya que la segunda poco tiene que ver con la mala conducta observada. Estas ideas también funcionan para reforzar una conducta deseada, por ejemplo, si un adolescente cumple con la hora límite para salir de una fiesta, sin escusas ni pretextos, podría obtener un aumento en el horario, para reforzar la conducta positiva y celebrar su responsabilidad.

 

Vidal Schmill ofrece una metodología basada en cinco ideas que de cumplirse, auguran un mayor éxito en la regulación de la conducta. Para ello utiliza la metodología de las 5 Cs.

 

1.     Ser claro: a las personas se les deben dar instrucciones claras y no asumir, no importa la edad, que nuestro mensaje llegó de la manera que nosotros creíamos.  Por ejemplo si vamos a dar permiso a nuestro adolescente  para ir a una fiesta, debemos, en forma clara decirle lo que esperamos de él. Debes salir de la fiesta a las 12:00, no debes consumir alcohol u otro estupefaciente y debes atender siempre el celular, el cual debe estar encendido y con batería.

 

2.     Ser concreto: el aprendiz debe conocer de manera muy concreta qué privilegio puede perder o conservar en caso de que siga o no las indicaciones, que de forma clara, se especificó en el punto anterior. Si cumples con lo que platicamos, podrás salir a fiestas en el futuro, de otra manera quedan suspendidas hasta nuevo aviso y si cumple lo sugerido, se puede pensar en alguna consecuencia que refuerce la conducta, por ejemplo extender un poco el horario de salida.

 

3.     Ser breve (corto): no se debe entrar en largas discusiones con los aprendices, se debe ser muy breve y solo decirles el porqué y el para qué de las cosas. Por ejemplo, no debes consumir alcohol por tu salud y seguridad (el porqué) y debes salir a las 12:00 para que puedas descansar las hora que necesitas para estar bien contigo y con los demás (para qué). De hecho, no se debe dar opción a debatir estas explicaciones.

 

4.     Cumplir con lo dicho: no se debe nunca gritar ni usar ningún otro tipo de violencia, ni verbal ni física, simplemente se debe cumplir con lo establecido sin excepción. Esto dará a los aprendices la estabilidad emocional que se está esperando.

 

5.     Sé consistente: Se debe ser congruente a lo largo de tiempo y no ceder cuando se está cansado o cuando nos gana el ämor¨ que creemos tener por nuestro hijos. Persistir en una línea de acción sólida y consistente hará que los aprendices crean en nosotros y desarrollen poco a poco el tan deseado tesoro llamado, inteligencia emocional.